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Facultades de Medicina. ¿Devaluadas?

Nuestras Facultades de Medicina (FM) atraen alumnos de todas partes y forman los médicos de la mejor sanidad del mundo. Esta frase, más publicitaria que real, no deja de ser verídica en algunas facetas. Correspondería al haber de su actividad, pero es obligado atender también al debe, que incluimos en este artículo.

Panorama de una Universidad decadente

La sociedad española, con todos sus defectos, ha mejorado de forma espectacular en los últimos 80 años. Nadie lo duda, aunque “cada uno cuenta la feria según le va en ella”.

Según defendía Z. Bauman, la sociedad es un mundo líquido con las características de fluidez, cambios, adaptación, etc. Del fango de este mundo líquido, solemos destacar lo más visible de los Poderes del Estado. ¿Y la Universidad, y por ende las FM?  Se las veía distantes y de limitado interés social, pero sus características son similares.

En realidad, el Gobierno, partidos políticos, etc. replican las virtudes y, sobre todo, los vicios de las instituciones y ciudadanos en general.  Siempre se tiende a no remover las aguas claras para mantener el “fango” (corrupción, burocracia, populismo,…) en el fondo. En conjunto, tenemos lo que merecemos, solemos argumentar.

Devaluación Universitaria. El incremento de la demanda universitaria es incuestionable. Hoy contamos en España con ¡más de 100 Universidades! de las que unas 70 son públicas. Pero su tradicional prestigio universitario se está devaluando con notable rapidez por causas bien conocidas (masificación, escasos recursos,…). Otras son menos conocidas. Aunque no estén generalizadas, cualquiera de ellas deja en mal lugar la institución, de aquí la oportunidad de referir las más frecuentes.

Alumnos: absentismo, faltas de urbanidad, indolencia académica, abuso de redes, ignorar la autoridad docente,… Profesorado: absentismo, incompetencia, endogamia, irresponsabilidad, incompatibilidades, connivencias en tribunales,…  Investigación: utilizada como mero requisito para sexenios, oposiciones, etc., alteración de resultados, plagios, sin proyecto definido, opacidad de Agencia Nacional Evaluación… Economía: precariedad,presupuestos que a veces no supera los mil euros ¡al año! por asignatura. También: obtención irregular y desviación de recursos de investigación, privatización y comercialización de cursos complementarios, sobornos camuflados de dádivas… Política: tráfico de influencias, nepotismo, debate de género, autonomía mal entendida, politización de estatutos y reglamentos, burocracia y subordinación al poder político. Atenciones electorales (personal administrativo, asociaciones de alumnos, sindicatos,…) en detrimento de prioridades docentes.

Las numerosas reformas universitarias han pretendido mejorar la preparación y futuro profesional de los alumnos, faltaría más. ¿Qué se ha logrado en los últimos 25 años?

 Auge y decadencia de las Facultades de Medicina (FM)

 Precedentes. La guerra civil dejó las FM como un erial. Solo mantuvo alguna actividad la de Madrid, por empeño de Negrín, que nombró Decano a Tello, discípulo de Ramón y Cajal. Cesado y depurado Tello, el recién nombrado Enríquez de Salamanca, facilitó la incorporación al profesorado de médicos militares y afines al Régimen. Era lo que había, y fue el semillero para otras FM. Rápidamente se recuperaron las 10 FM públicas clásicas con la correspondiente enseñanza clínica en los hospitales provinciales, de la beneficencia o similares. Los apoyos locales, la demanda sanitaria y las mejoras socioeconómicas desde los sesenta, propició la rápida puesta en marcha de 15 más.

 A partir de los setenta se crean más Facultades, hasta las 42 actuales, a la sombra de una serie de acontecimientos que cambiaron el panorama. Demanda masiva, implantación de selectividad, transferencias a Comunidades Autónomas, FM privadas y desarrollo de los grandes hospitales de la Seguridad Social.

Dilución identitaria de las Facultades de Medicina.

  La Medicina era diferente de otras licenciaturas por su carácter vocacional, ligada al hospital en cursos clínicos y con más recursos. Actualmente son similares al resto de centros universitarios, con algunas características, que pueden ser interpretadas como fortalezas o debilidades según el caso.

 La selección de alumnos es una garantía de calidad, pero relativa: el bachillerato español es de los europeos más deficientes. La desconfianza en la institución y en el profesorado es frecuente por los numerosos y continuos cambios de planificación sin explicaciones convincentes. Afectan a cambios de grupos, créditos, profesores, tutorías, ciclos, trabajos fin de ciclo, aprendizaje con simulaciones, exámenes, etc. Explican el absentismo y, sobre todo, con el MIR a la vista, hace que los últimos cursos sean de autoformación para muchos.

  Mézclense y agítense Departamentos, Áreas de Conocimiento y características del profesorado: titulaciones,  especialidades y niveles académicos. ¿Podríamos obtener unidades como un Departamento quirúrgico con áreas de Farmacia, profesores de Biología, doctorandos de Físicas, etc.? Pues la realidad supera los supuestos teóricos.

  La situación citada podría ser enriquecedora si no fuera arbitraria y desigual. Hay excepciones en investigación y en docencia, con asignaturas sin catedráticos adscritos frente a otras con más de doce.

 Otros datos completan la foto. La endogamia y medicina de género son asuntos pendientes. Se priorizan los méritos de investigación. Sin embargo, la falta de recursos, la media de becarios, publicaciones de impacto, proyectos subvencionados, patentes y Tesis dirigidas por cada Profesor es decepcionante. El salario de un profesor de Medicina está entre los más bajos de Europa. La media de edad para ser nombrado Catedrático supera los cincuenta años y hay un déficit de unos 4.000 profesores.

  En conjunto, las F M, otrora referentes, se han mimetizado con el resto de centros universitarios. El objetivo clásico de formar médicos generales, ha cambiado para impartir una formación básica polivalente, como el resto de la Universidad.

La formación de profesionales Especialistas de la Medicina.

 La obtención del título de especialista podía seguir 2 rutas: las Escuelas Profesionales adscritas a Facultades y la ¡declaración jurada! de autoformación. Los avances asistenciales aceleraron la decadencia de las Facultades. Los hechos lo verifican.

  La concesión demanial. La Seguridad Social (SS) incorporó las instalaciones asistenciales universitarias a sus recursos hospitalarios, mediante el procedimiento de concesión demanial. Asumió el carácter universitario de sus hospitales e implantó los criterios de formación de sus especialistas.

  Selección Médicos Internos Residentes (MIR). Para la SS, el expediente académico proporcionado por las Facultades no se adecuaba a sus necesidades. Estableció un duro examen de selección para ingresar en el MIR. El Ministerio de Sanidad sustituyó en ese cometido a la FM (Educación), que quedó solo para registrar los títulos.

   Preparación al MIR. Muchas Facultades intentaron corregir el “defectuoso producto” mediante cursos de preparación al sistema MIR. Fracasaron por falta de coordinación, dedicación y suspicacias, frente a la eficacia demostrada por las academias privadas.

   Médicos de Familia. En 1.995  se reguló la formación, por la misma vía MIR, de la especialidad de Médicos de Familia, necesaria para ejercer en la Sanidad Pública. Fue un golpe definitivo a las Facultades. Se perdía el último vestigio de “formación de médicos generales”, como objetivo importante.

  Vinculación del profesorado. La clásica colaboración, y competitividad, de disciplinas básicas-clínicas se han ido convirtiendo en académicas y asistenciales. La débil conexión a través de los profesores vinculados y las comisiones mixtas (Universidad-Hospital), está prácticamente caducada. ¿Estaremos asistiendo a la creación de un nuevo modelo de Hospital Universitario con su “Escuela de Medicina”?.

  Formación Médica Continuada. Surgió como una oportunidad fallida para las FM. Las Consejerías de Sanidad, Agencias autonómicas y Colegios de Médicos se reservaron la certificación. La competencia de Sociedades Científicas, Colegios Médicos, Industria Farmacéutica y otras instituciones, superó a las FM.

Las Facultades de Medicina privadas.

 Por su corto historial, son todavía una incógnita seguida con interés por todo el sector. Han supuesto la entrada de aire fresco en el panorama nacional. Nacen cumpliendo los requisitos oficiales, incluyendo las garantías para la formación hospitalaria y el adecuado rodaje de las primeras etapas.

 Se nutren de alumnos seleccionados, con nivel académico garantizado, que generalmente no pudieron entrar en los centros públicos. El profesorado procede mayoritariamente de Facultades y Hospitales públicos con vocación, juventud, experiencia y flexibilidad profesional.

 Nada que oponer, más bien lo contrario. Pero deben contemplar tres escenarios preocupantes. Uno se refiere a la rigidez de organización por la dependencia de la normativa oficial. Por otro lado, el objetivo de formación básica polivalente, incluido el componente investigador, no es fácil compatibilizarlo con una rentabilidad empresarial. Finalmente, el acceso al MIR escapa a su control, como ocurre con las Facultades públicas, pero se usa como indicador de calidad del Centro.

Colofón.

Estamos en un escenario de debilidad preocupante para el futuro. A pesar de lo expuesto, la vocación del alumnado, la calidad de los centros y el prestigio médico profesional siguen siendo vigorosos. La demanda de médicos, incluso para el extranjero, es imparable. Paradójicamente, no se atienden numerosas peticiones para incrementar el número de alumnos y de MIR. Tampoco hay correlación entre el pretendido reconocimiento social y las precarias condiciones en honorarios, temporalidad, etc., de profesores y médicos.

Sobre el autor

Médico, fue profesor de varias universidades españolas donde trabajó sobre: diagnóstico, nuevos antimicrobianos, modelos de cultivo continuo y arquitectura de poblaciones bacterianas. Su labor se plasmó en numerosas publicaciones científicas, libros y artículos de divulgación. En Esfera Salud, sus artículos de divulgación sobre historia y actualidad de la Medicina, están dirigidos al público interesado en temas de Salud.

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