antibióticos

Se identifica la sombra de los antibióticos (J. Prieto)

La primera penicilinasa. Ehrlich había profetizado que las resistencias seguirían a los antibióticos como su sombra. Pues bien, esta sombra se identificó por primera vez en 1940.

Uno de los principales problemas de la penicilina, insalvable para Fleming y considerado la clave para el grupo de Oxford fue su inestabilidad. Superado esta falta de estabilidad, en general se creía que su actividad antimicrobiana era constante sobre todas las cepas de la misma especie.

Pero pronto se observó que el patrón de sensibilidad era constante en unas especies, como Streptococcus pyogenes pero no así en otras, especialmente gram negativos.

Esto llevó a Abraham y Chain (del grupo de Oxford) a publicar en Nature, en 1940 un sencillo experimento que tendría gran trascendencia. Tomaron una suspensión de “coli-aerogenes” que se había manifestado como resistente y otra sensible y la añadieron a 2 tubos de una solución de penicilina.

En el primero no quedó ni rastro de actividad penicilínica mientras que en el segundo, además de aclararse la suspensión por destrucción bacteriana, siguió manteniendo una cierta actividad. Buscaron la causa del fenómeno del primer tubo encontrando un enzima que denominaron penicilinasa.

Este fenómeno lo observaron en diferentes cepas de las especies “coli-aerogenes”, bacilo tífico, bacilo de “Flexner”, bacilo “piocianico” y algunos cocos gram positivos. Posiblemente no fueron conscientes de que había echado un “jarro de agua fría” al pronóstico de muchos enfermos.

Solo empezar el tratamiento “in vivo” con penicilina el grupo de Oxford encuentra un problema metodológico para valorar científicamente sus ensayos clínicos. El estudio de la erradicación microbiana se hace cultivando muestras patológicas de los enfermos tratados (sangre, pus, orina…) pero la presencia de penicilina en estas muestras, suele falsear los resultados. En bajos inóculos no crecen ni las bacterias sensibles ni las resistentes.

No se tardaría en encontrar una curiosa solución. Harper en 1943 aísla una cepa de “bacilo paracolon” productor de penicilinasa, con la que prepara una suspensión que al precipitarla con acetona y desecarla con éter y vacío obtiene un polvo estable con una actividad neutralizante de 1 mg para 200 Unidades Oxford de Penicilina.

Un año mas tarde Duthie y Ungar por separado, la obtienen de Bacillus subtilis y Kirby en 1944 demuestra la produción de penicilinasa en todos los aislados de Staphylococcus aureus penicilin resistente mejorando también la técnica de Harper y el rendimiento en la producción de enzimas.

Curiosamente este enzima se comercializó para neutralizar la penicilina de hemocultivos de enfermos tratados. Se usó en todos los países para la indicación señalada como una práctica rutinaria en todos los laboratorios de microbiología hasta bien entrado el siglo XX incluso cuando ya se empleaba con frecuencia otras familias de antibióticos.

Tengo un grato recuerdo de cómo insistían en la necesidad de esta técnica especialmente en el diagnóstico de las endocarditis, los Dres Alés (Clínica de la “Concepción”) y el Dr. Moreno (Puerta de Hierro).

Nos podemos preguntar ¿y si el enfermo estaba tomando sulfamidas? Desde el año 40 se tuvo claro, había que añadir antisulfamidas. Wood había descubierto que el ácido p-aminobenzoico era un antagonista específico de la sulfanilamida y luego con Fildes publicaron que también inhibía otras sulfamidas pero con diferente intensidad.

Para poder neutralizar las sulfamidas en los hemocultivos permitiendo el crecimiento de estreptococos calcularon la cantidad de antisulfamida necesaria. Estimaron que 1 parte de ácido p-aminobenzoico neutralizaba 1600 de sulfamida, 100 de sulfapiridina, 36 de sulfatiazol,

100 de sulfadiacina y 1000 de sulfaguanidina. Investigaron otras antisulfamidas de gran interés clínico y encontraron que tenían esta propiedad los productos de hidrólisis de proteínas (pérdida de actividad sulfamídica en pus, músculo fresco, bazo, líquido pleural y pericárdico), también la novocaina tenía un efecto parecido; la explicación es que este fármaco es el ester p-aminobenzoíco del dietilaminoetanol. Estos datos eran importantes también en la práctica clínica.

Durante muchos años tuvieron otra curiosa aplicación; se utilizaron para el control de calidad, de la pureza de algunos preparados así como para estudios de valoración.

Seguramente Abraham se preocupó pero no se sorprendió tanto como otros muchos cuando 14 años después (1954) se encuentran los primeros fracasos terapéuticos con aislamientos de cepas productoras de “penicilinasas”.

A partir de aquí se desencadenan rápidamente los acontecimientos. Cada vez aparecen mas cepas productoras de enzimas inactivantes de penicilina, no todas las enzimas son iguales y además muchas hidrolizan, no solo el anillo de la penicilina, sino también el de las cefalosporinas y otros betalactámicos.

Son tantas que es obligado clasificarlas para poder conocerlas. Se clasifican en función de la localización del gen codificador (cromosómicas, extracromosómicas), el carácter inducible o constitutivo, perfil de sustrato, punto isoeléctrico etc.

J. Prieto Prieto.

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